Ayer tuve el placer de asistir y participar como ponente en las V Jornadas de Innovación Docente organizadas por mis compañeros de la Universidad San Jorge. La verdad es que siempre es agradable compartir experiencias y conversaciones con otros docentes, sean del ámbito que sean, pero cuando además te reúnes con gente creativa y auténticos apasionados por la docencia, las nuevas ideas que me asaltan y la sensación de querer mejorar todavía más mi labor como profesor es todavía mayor.
Hace algo más de un mes que llegó a casa mi Fairphone, tras un largo viaje que empezó en junio de 2013 y pasó por países como Congo, China, Alemania y Holanda y me gustaría hablar de lo que considero los aspectos claves del proyecto y ofrecer una pequeña valoración al final1.
Para quienes no sepan qué es un fairphone, diré que se trata de un smartphone un tanto especial. Como máquina no es muy distinto a otro smartphone de gama media-alta (tiene un procesador de cuatro núcleos y 1.
Hace unos meses hablaba acerca de la importancia que tiene una decisión tan trivial aparentemente como es la elección de nuestro software. En aquélla ocasión hacía una llamada a la toma de conciencia, a tener un criterio propio y a no dejarnos llevar por tendencias o modas, esta vez hablaré de un caso práctico.
Seguramente una de las decisiones en cuanto a software se refiere que más va a condicionar nuestro futuro y sin embargo es a la que menos tiempo le dedicamos es la elección de un sistema operativo.
Una de las preguntas más importantes que deberíamos hacernos como profesionales es la elección del software que vamos a utilizar en el desempeño de nuestra profesión. Sin embargo la experiencia dice que esta pregunta es casi siempre obviada y se acaba utilizando el programa que hemos aprendido a usar o el que usa la mayoría de gente, sin plantearnos si realmente es el que mejor se ajusta a nuestras necesidades. Y es que nos enfrentamos a dos grandes lastres: por un lado el del mercado, que impone sus propias reglas pensando únicamente en el propio beneficio, y por el otro tenemos la enseñanza que se da en las facultades, que se suele limitar a enseñar un solo programa (dos a lo sumo) cuya elección también responde en gran parte al mercado.